Hace ya más de una década, y por diversas razones, comencé a relacionarme con el Asia. Posteriormente, en el año 2001, fui nombrado miembro del Consejo Asesor Empresarial del APEC (ABAC), que tuve el honor de presidir el año 2004, cuando Chile fue la sede de las reuniones de ese foro y de la Cumbre de Líderes APEC.

Asia Pacífico ha llegado a ser la región más dinámica en el mundo, en un contexto internacional caracterizado por la libre circulación de bienes, servicios, inversiones y personas, como también por un intercambio cultural nunca antes experimentado en la historia de la humanidad.

Para muchos observadores, una parte importante del futuro de Chile está radicada en la forma en que nos vinculemos con la región de Asia-Pacífico. Por la red de acuerdos comerciales y de cooperación que Chile ha sabido concretar, por los lazos políticos y económicos que ha logrado desarrollar, tengo la convicción de que no existe otra nación en el mundo con una posición similar a la que hoy tiene Chile en el Asia-Pacífico. Por su experiencia en el Asia, por sus conexiones y acuerdos de cooperación, Chile tiene la capacidad para transformarse en un verdadero puente o plataforma de negocios y servicios entre el Asia-Pacífico y América Latina.

Es en este contexto que nuestro país ha respondido a la invitación extendida por las autoridades chinas para participar en la Exposición Universal de Shanghai 2010. La decisión de participar fue adoptada por Su Excelencia la Presidenta de la República, señora Michelle Bachelet, quien no tuvo dudas en confirmar el interés de Chile por estar presentes en dicho evento, por medio de un Pabellón nacional.

En octubre de 2007, la Presidenta de la República tuvo a bien nombrarme como Comisionado General del Pabellón de Chile, una función ad honoren que acepté asumiendo las responsabilidades correlativas como un gran desafío país.

La Expo Shanghai tiene por lema “*Better City, Better Life*” (Mejor Ciudad, Mejor Vida). Los organizadores han invitado a los distintos países de la comunidad internacional a participar en la Expo mediante propuestas que llamen a la reflexión y que puedan generar un debate constructivo sobre cómo redefinir las fronteras de lo urbano, recuperar más espacios para las relaciones humanas y la convivencia de las personas. China es, por lo demás, un país ideal para iniciar una muestra como la propuesta, ya que se trata de un país donde el 60% de la población vive en zonas rurales y los objetivos de desarrollo obligan a generar espacios urbanizados y sustentables.

Por cierto, que las Expo, por su propia estructura basada en nacionalidades, son un espacio privilegiado para transmitir los rasgos más característicos de Chile, su gente, cultura, su creación política y económica, así como también sus principales productos de exportación. Estas variables son parte integrante inalienable de la propuesta chilena.

Por otra parte, cabe destacar que Chile participará en la Expo Shanghai mediante un Pabellón nacional. Esta ha sido una definición meditada. Este tipo de participación implica asumir que el país asumirá un enorme desafío y mayores responsabilidades. Ninguno de los aportes que debamos hacer debe ser considerado como un gasto, sino muy por el contrario, son una inversión neta para Chile y sus posibilidades futuras. La Expo, en cuanto desafío, es uno de aquellos que pueden ser logrados de una mejor forma mediante la asociación público- privada, uno de las claves que ha permitido a Chile sortear con éxito los emprendimientos dentro la comunidad internacional.

En febrero pasado los chinos celebraron su año nuevo, su festividad por excelencia. Despidieron el año de la Rata para darle la bienvenida al del Buey. Curiosamente y en medio del difícil escenario económico mundial, el Buey es símbolo de prosperidad, fortaleza y, por sobre todo, de trabajo duro. Aprovechemos las ventanas que se nos abren y, tal como el signo del 2009, dediquemos todas nuestras fuerzas en sacar adelante la mejor participación posible de Chile en la Exposición Mundial de Shanghai 2010.